15.11.08

MÉS SOBRE LES ELECCIONS MUNICIPALS A NICARAGUA

Un vell amic nicaragüenc, Moisès Arana, també amic de Sant Boi, que va ser militant del Frente Sandinista i que va ser alcalde de la ciutat de Bluefields, a la costa atlàntica, ha adreçat una carta oberta a en Daniel Ortega i a la Rosario Murillo, escrita amb el cor i un fort sentiment d’amor cap a Nicaragua i la seva gent.
Pel seu interès i pel sentiment solidari que m’uneix a molta gent de Nicaragua i el seu futur, he decidit posar aquesta carta en el bloc.
Crec que la gent honesta d’esquerres hem de denunciar internacionalment el que està passant a Nicaragua.

Sr. Presidente, Daniel Ortega
Sra. Primera Dama, Rosario Murillo

Hace tiempo deseo escribirles unas líneas llenas de sinceridad y por amor, sí, amor sereno y profundo a Nicaragua.

Espero no les extrañe, les escribo con respeto a una amistad, pero lleno de sufrimiento, de dolor, de deseo urgente de creer que los sentimientos de Daniel, de Rosario, no son esos que nos vienen proclamando en estos dos últimos años.

¿Qué ha sucedido? Qué tipo de amor profesan para Dios y este País. Ese espectáculo de las elecciones, heridas y muerte en nombre de lograr más votos, viciados, malditos votos que en nombre del “amor más fuerte que el odio”, se llevan a cabo, hacer ver una transformación del Daniel de la Revolución, de Rosario del amor y los sentimientos como desconocidos en esta Nicaragua de nuestros sufrimientos.

Sinceramente, es que la autenticidad, la Ética y la Moral revolucionaria, han dejado de ser un norte en sus vidas.

Como se puede compaginar, arriba los pobres del mundo, como podemos aceptar el odio que se destila en el Canal 4, esa dolorosísima mezcla seudo religiosa, esa invocación a Dios, que mas parece una doble cara, que sin ninguna delicadeza y respeto humano se utiliza en dicho canal. Daniel, Rosario, guardo recuerdos de una noble amistad, ese sentimiento de amigo que ahora sufre profundamente por lo que sucede en Nicaragua.

Les confieso que me cuesta entender lo político – religioso, ese estilo de cristianismo que junto al Cardenal (que distante con el Santo Arzobispo del Salvador, San Romero de América), se les ve profesar. Esa confusión Obando, Peña y Montenegro, el amor es más fuerte que el odio, que es utilizado como una demostración de unos sentimientos católicos.

Con algo de ingenuidad, algo así como un creyente a unos ideales y mística sandinista, no entiendo como se puede llegar a los extremos en que hemos caído en éstas elecciones; máxime cuando se habla de dignidad sandinista, de orar por amor para combatir el odio, de arriba los pobres del mundo, de hambre cero, de medicina para el pueblo, del pueblo presidente y tantas cosas más.

Y hoy ha habido derramamiento de sangre, vidas truncadas, de lucha fraticida, sólo por ganar unas elecciones viciadas. Eso duele, eso llena de sangre la familia nicaragüense. En nombre de qué Dios se utiliza a un pueblo para derramamiento de sangre.

Rosario, con amistad y respeto, estoy completamente seguro que algo ha sucedido en la conciencia revolucionaria. Daniel, con el mismo respeto, estoy seguro que todavía pesa en la conciencia la sangre derramada por nuestros héroes y mártires.

Por favor, no a la violencia, todavía es tiempo de hacer la Revolución en la Democracia, sin odio, sin rencor. Buscar ese AMOR, con mayúscula, que tanto se viene proclamando por el actual Gobierno.

La autenticidad de la calidad humana es difícil de encontrar en el País. Hemos convertido al hombre político en el valor de unos dólares más. Con facilidad espantosa se traspasa la conciencia cívica. Pareciera que los valores humanos, políticos, son fácilmente negociables, por dinero, por una condecoración. Más doloroso, se compran curas, reverendos, en nombre de la utilización política y los santificamos para hacer el Pueblo Presidente. Todo es válido.

Daniel, Rosario, ruego que perdonen por la confianza de tutearlos, no escribo como político, como MRS, no, no hago referencia a la situación económica y social del País. No me siento traidor a mi mística sandinista, mucho menos oligarca, burgués, pueda que un poco ingenuo porque sigo creyendo en que hay que ser consecuente con lo que se dice, con lo que se piensa y con lo que se actúa. Es decir AUTENTICO, como nos enseñó Sandino, Carlos y los Mártires.

Permítanme un atrevimiento, con sentido idealista, mis pensamientos no se serenan, es terriblemente doloroso lo que ha sucedido en las elecciones, mas allá de la inocente niña de 8 años fallecida. Todavía es posible una Nicaragua mejor. Todavía, hermanos (digo hermanos como el niño que llevo dentro a mis setenta y tres años), es tiempo, busquemos sin dobleces la verdadera RECONCILIACION entre los nicaragüenses.

Es tiempo de la UNIDAD en función de Patria, para no pensar en el libro de Román: “Maldito País”.

Señor Presidente, Señora Primera Dama, van éstas líneas con la mejor intención, un tanto como quien escribe, dentro de la ilusión, por Nicaragua, lo único que poseo en mi corazón: AMAR, sí, AMAR a este País y que necesita creer que todos los esfuerzos de los dos Ustedes van a edificar un Reino de Dios en la tierra, que es el Reino de los Pobres.

Con todo mi respeto, en espera que luchen por la VERDADERA UNIDAD Y RECONCILIACION, que tanto anhela este país. No dejen pasar el momento cristiano, el momento HISTORICO, el momento de CONSTRUIR la Revolución en Democracia y en el respeto a todas las ideologías políticas. Por el socialismo cristiano y el amor al prójimo, como pregona Daniel, un fraternal abrazo.

Moisés Arana Cantero
Bluefields, 11 de noviembre 2008

LES ELECCIONS MUNICIPALS A L'ESTIMADA NICARAGUA: ESCRIT DE LA GIOCONDA BELLI

Urge un recuento sin trampas
BITÁCORA DE GIOCONDA BELLI
11/11/2008

En Nicaragua, hemos vivido el proceso electoral más turbio de los últimos años. Se ha perdido lo que se obtuvo con tanta sangre y sacrificio: el derecho a elegir limpiamente a quien nos gobierne. Después de estas elecciones, la autoridad del Consejo Supremo Electoral ha quedado anulada y estamos de nuevo entrampados en un sistema que, habiendo constituido un poder a su imagen y semejanza, ha desnaturalizado los instrumentos de gobierno y ha demostrado que ejerce un control férreo –civil y militar- de las instituciones del estado, y que con éste puede convertir nuestra voluntad ciudadana, nuestro voto, en papel mojado.A quien diga que toda protesta contra lo que ha sucedido en Nicaragua en estos últimos días es producto del síndrome del mal perdedor, habrá que decirle que es imposible no analizar estos resultados como la culminación de un proceso de manipulación y embustes que se ha venido gestando por meses. Signos conocidos de esto fueron la eliminación de partidos políticos, la asignación de representación en las mesas electorales a partidos para-sandinistas, como AC, cuya mísera votación en 2004 los tendría que haber dejado sin personería jurídica o la ALN, birlada con sucias maniobras a su fundador. A esto se suma el rechazo a la observación electoral independiente de la OEA y de los organismos nacionales especializados en esta labor, la ceguera demostrada para detener el abuso de recursos del estado puestos al servicio de la propaganda del partido de gobierno que, descaradamente, violó todas las normas establecidas en el código electoral sin recibir por esto siquiera un llamado de atención de las autoridades competentes.Pero, si estos signos anunciaban que estas elecciones serían sesgadas, el descaro con que se ha actuado a lo largo de estos últimos dos días en el suministro de los datos electorales y en la abierta parcialidad a favor del FSLN, es realmente lamentable. No habíamos visto al Consejo Supremo Electoral actuar con el poco profesionalismo que exhibió en estas elecciones. Los datos tardíos, incompletos, que se empezaron a dar a las 10:30 de la noche del Domingo 9, y que reflejaban porcentajes mínimos de conteo, se dejaron caer sobre el electorado como si la intención fuese apuntarle una prematura victoria al FSLN. La denuncia de que se contabilizaron en primer lugar las actas de las mesas donde ganaba el Orteguismo, para generar con la salida de la población a las calles la impresión de un hecho consumado, ha sido corroborada por fiscales y por el partido opositor. Lo más grave es que las copias de las actas del partido opositor no coinciden con los resultados oficializados por el CSE.Las discrepancias existentes son tan grandes que no pueden obviarse y no permiten asumir la simple actitud de “aceptar los resultados”. No se le puede pedir a la población que acepte resultados tras un proceso tan viciado como el que hemos vivido. No se le puede pedir que confíe en la legalidad, siendo que la legalidad ha sido tergiversada de manera tan repetida y flagrante en los últimos dos años y que el Consejo Electoral, desde la llegada de Daniel Ortega al poder, se ha plegado abiertamente a sus intereses y obedecido sus órdenes.Para cualquiera que haga números, resulta sumamente difícil conciliar que un partido que hace sólo dos años logró un magro 38% de la votación nacional, de pronto y a pesar de los resultados negativos para el FSLN de cuanta encuesta de imagen y satisfacción con el gobierno se ha hecho en los últimos meses, alcance una votación favorable de más del 60%. Ese tipo de números, sumado a las denuncias, arroja suficientes sospechas sobre el proceso como para ameritar un serio cuestionamiento.La violencia que hemos vivido en Managua desde el domingo 9 por la noche es lamentable, pero ha sido la consecuencia de la política estatal y partidaria del Danielismo. Desde hace meses, son ellos quienes han incitado este tipo de acciones y las ha condonado, sacando grupos beligerantes a las calles y animándolos a dar rienda suelta a sus pasiones más bajas en contra de jóvenes y grupos opositores que deseaban manifestarse. Las trifulcas callejeras se han convertido, bajo este gobierno, en la manera de operar de los simpatizantes partidarios. De allí que en esta coyuntura, el ejemplo de estas trifulcas cunda y desemboque en sangre, muertes y destrucción.Como lo han expresado ya varios organismos y el partido PLC, estos resultados electorales no deben, ni pueden aceptarse hasta que no se produzca un recuento de todas las actas, bajo la observación imparcial de un organismo calificado e imparcial.La Asamblea Nacional debe intervenir en esta situación y debe proceder a destituir al actual Consejo Supremo Electoral y sustituirlo por miembros de probada honestidad e imparcialidad. De lo contrario, habremos regresado a la época negra donde votar era irrelevante porque los resultados amañados se conocían de antemano.